martes, 28 de mayo de 2013

ALIMENTACIÓN FAMILIAR

ALIMENTACION FAMILIAR



Uno de los grandes problemas que se plantean todas aquellas personas que se encargan y preocupan de la comida de la familia, es si con una sola comida será suficiente para todos sus miembros, niños, ancianos, adolescentes, adultos, con la tensión alta, embarazada, deportistas, sedentarios, de estómagos delicados y de paladar exquisito.
La solución al problema es un SI muy grande, unido a una gran dosis de sentido común apoyado en lo que aprendimos en nuestros años previos y en la intuición, que normalmente se basa en percepciones inconscientes y no en decisiones caprichosas.
Lo primero sería conseguir que comiésemos todos los miembros de la familia al tiempo el mayor número de veces posibles.
Excepto en aquellos en que un alimento produzca alergia o una intolerancia (no que no nos guste), todos podemos y debemos comer de todo y de todas las formas de cocinado posible, teniendo en cuenta que cada uno precisamos cantidades diferentes de calorías y principios inmediatos.
En épocas de crecimiento o de mucha actividad física por trabajo o deporte, habrá que aumentar la cantidad de Hidratos de Carbono y Proteinas, como patatas, pasta, pan, carne, pescado, leche, etc. Si el primer plato son unas patatas a lo pobre, los adolescentes de la casa y el padre que trabaja en una obra levantando peso, aumentarán sus raciones un poco.
Si los abuelos tienen la tensión alta y uno es diabético, comerán menos patatas pero aumentarán la cantidad de ensalada, que los demás también comerán, aliñada con hierbas (orégano, tomillo,albahaca,etc), aceite de oliva y, si quieren, con vinagre o limón.
La fruta de postre para todos, la que se pueda con piel, salvo si tenemos problemas de dentadura y no podemos masticar bien. Para los niños es muy importante que coman fruta por sus vitaminas, la energía que aporta, la fibra y, además, porque se acostumbran a masticar y mejoran la inserción de los dientes en las encías.
La carne, el pescado y los huevos son para todos. Aportan proteinas. Si se tiene el colesterol alto, habrá que reducir, pero no anular, huevos y carnes. Si se hace deporte sería conveniente aumentar la cantidad.
Si la leche nos sienta mal, muy normal en ancianos, cambiamos a derivados fermentados (yogures) y quesos.
En una cena de época fría, un caldo al que cada uno añade la sal en función de sus gustos y problemas, un poco de fiambre o un huevo, ensalada y una pieza de fruta, es útil para toda la familia. El que esté algo pasado de peso podrá tomar el huevo en tortilla para no mojar pan y algo más de verdura; el que ha hecho deporte esa tarde se tomará dos tazas de caldo para recuperar iones y dos huevos para formar músculo, sin perdonar la ensalada ni la fruta; el niño que está dando el estirón cenará con un vaso de leche además del agua; y los abuelos y los padres podrán tomar una copa de vino de buena calidad que es bueno en esa cantidad para su sistema circulatorio.

Si a todo ello añadimos que estamos toda la familia junta para comer y que todos ayudamos a preparar la mesa y algo de la comida, estaremos mejor alimentados, mejor nutridos y más felices.