lunes, 25 de agosto de 2014

PREVENIR LA OSTEOPOROSIS


La osteoporosis es la pérdida del contenido de calcio de los huesos y, como consecuencia, una fragilidad mayor que puede provocar su ruptura al someterlos a esfuerzos que normalmente resistirían sin problemas.
Tanto la cantidad de calcio como la estructura del hueso donde éste se deposita, dependen de factores inmodificables como son nuestra herencia genética, la edad y el sexo, y de dos que son modificables y fáciles de variar por nosotros mismos, como son la dieta y el ejercicio físico habitual.
El incluir en nuestra dieta habitual leche y derivados de ésta en cantidad suficiente es algo que, a veces, no es tan fácil como se puede pensar. En las primeras épocas de la vida, salvo casos raros, se toman en gran cantidad. Ya en la madurez y en la ancianidad, porque necesitamos menos energía, menos grasa y menos proteínas, unido al hecho de que digerimos con más dificultad la lactosa, debemos buscar los trucos para mantener un nivel adecuado de calcio y vitamina D de la dieta.
Si tomamos más derivados fermentados de la leche y en lo posible con poca grasa (semidesnatados), las digestiones serán más fáciles, no elevaremos mucho los niveles de colesterol de nuestro organismo y al mismo tiempo estaremos tomando proteínas de buena calidad.
Pero el hueso necesita algunas otras cosas, como un contenido de agua adecuado y una microestructura proteica correcta que le confieran, sorprendentemente, elasticidad y resistencia. Por ello, el estado de hidratación del organismo y el tomar alimentos proteicos de otro origen diferente al lácteo, es muy importante.
El fósforo de la dieta, que se encuentra en el pescado también es necesario, aunque lo sea en menor cantidad que el calcio.
Por último hay que recordar que el ejercicio físico habitual, no tiene por qué ser deporte, fomenta el desarrollo muscular y la tracción de los músculos sobre los huesos, aumentando el depósito de calcio en los huesos y, al hacer movimientos de todo tipo, conseguimos una mayor elasticidad de ligamentos y tendones, que evitarán tracciones bruscas limitando así la posibilidad de fracturas y el dolor de articulaciones.