jueves, 23 de septiembre de 2010

LA ALIMENTACIÓN EN EL SIGLO XXI

Aun a riesgo de parecer una pitonisa de las que escriben diariamente tu horóscopo por unos duros en un periódico, una adivina de las de teléfono 906 o, lo que podría ser peor, una científica que cree saber algo que el tiempo se ocupa de demostrarnos que no es verdad, voy a intentar, basandome en hechos y datos reales, hacer una mínima aproximación a lo que comeremos en este siglo que acabamos de comenzar.

Lo más fácil es comenzar diciendo que, salvo catástrofes espectaculares, de aquí al final del primer cuarto de siglo, las tendencias alimentarias serán las mismas que en el momento actual, para irse convirtiendo poco a poco en una realidad tangible y bastante uniforme para una gran parte del planeta en ese proceso que parece tan engolado y damos en llamar globalización. Esto no será otra cosa que la extensión de casi todos los alimentos, y sus formas de preparación y cocinado, al igual que las tecnologías agroalimentarias primarias, secundarias y terciarias, a todo lo largo y ancho del globo terráqueo.

Los motivos de esto último se basan en varios factores. La necesidad de mejorar los sistemas de producción de alimentos para que las bolsas de hambre desaparezcan todo lo posible. El desarrollo de la industria de producción y manufactura de alimentos que, como otros tipos de industrias, tiende a su extensión (hablamos de diversificación de productos, internacionalización y acceso a clientes de todo tipo y modernidad). La internacionalización de los controles de calidad de todos los procesos. Y, por encima de casi todo, la preocupación por la SALUD, se extenderá a todo y a todos, buscandose una mayor esperanza de vida, siempre asociada a la mejor calidad de vida posible y, como ya sabemos, esto depende de nuestros hábitos y de lo que comemos (alimentos ricos en antioxidantes, con poder anticancerígeno, que no sobrecarguen el metabolismo y eviten enfermedades para las que tengamos predisposiciones genéticas, etc), les llamemos dieta mediterránea o internacional, alimentos funcionales, transgénicos o biológicos, etc.

jueves, 15 de abril de 2010

COMER RAPIDO PERO,.... COMER BIEN

Habitualmente pensamos que el “comer bien”, solo lo podemos hacer si es como dice la tradición, con una mesa muy puesta, platos abundantes y largos en el tiempo de preparación, una degustación tranquila, si es posible una sobremesa larga y, como guinda final, una siesta como está mandado. Tanto es así que, de manera automática, asociamos comida rápida a mala comida, malos hábitos alimentarios y mal estado nutricional.

Pues, lo anterior no es exacto. Ni lo primero es siempre bueno, asociándose en muchas ocasiones a problemas de salud por excesos alimentarios. Ni lo último tiene por qué ser nocivo para la salud y las relaciones humanas.

Conseguir comer deprisa, siempre dentro de un margen razonable de tiempo, pero comer bien es posible, sin mucho esfuerzo y con excelentes resultados en salud y bienestar. Además, se puede hacer en casa y fuera, con variedad y manteniendo el gusto por el comer. Eso sí, requiere un pequeño esfuerzo al inicio para cambiar, sobre todo, nuestros esquemas mentales y adaptarnos a una actividad y situación diferentes.

La presentación, tanto en casa como en el trabajo, como en algunos locales de comidas, aun pareciendo superflua y costosa de hacer, se puede solucionar con servilletas y manteles de papel a juego, que tienen dibujos preciosos y hasta imitaciones de encajes, con unas flores, preferiblemente naturales, y que pueden ser parte integrante habitual de la decoración de la sala, despacho, comedor, etc. Los platos, cubiertos, fuentes, etc, se pueden lavar en un lavaplatos y recogerlo en otro momento.

Respecto a la comida, el gran problema de una situación donde queremos rapidez es que se precisa planificación y aplicar nuestros conocimientos previos y, por encima de todo, una gran dosis de sentido común.

Lo primero es saber donde vamos a comer (casa, oficina, comedor del trabajo, restaurante, etc) y lo segundo es si esto es algo ocasional, habitual, si va a ocurrir con todas las comidas del día y qué días de la semana y , por fin, conocer nuestra disponibilidad económica y de tiempo para comprar, cocinar y almacenar y cómo transportar la comida si es preciso.

Las ideas básicas son unas pocas. Mantener una combinación de todos los alimentos. Que no requieran de mucha manipulación para comerlos; preparados y precocinados comerciales o hechos en casa y conservados en vacío, refrigerados o congelados, necesitando únicamente de un breve calentamiento, o ni siquiera eso porque se coman fríos; también podemos usar platos calientes que hayamos hecho en casa y transportemos en termos (privarse de un caldo, sopa, potaje, etc, cocinado a nuestro gusto en casa, no es bueno).

En el mercado hay productos vegetales limpios y frescos dispuestos para aliñar y servir en ensaladas, o éstas ya preparadas; frutas que solo precisan ser peladas o lavadas, y a veces en macedonias; legumbres cocidas y dispuestas para ser mezcladas con otros alimentos o ya cocinadas; sopas en forma de concentrado, deshidratados o completas; derivados cárnicos que solo necesitan calentar o se sirven fríos, tipo derivados de aves (pollo y pavo) vacuno y porcino, embutidos y fiambres, salchichas y carne picada; panes de todo tipo; arroces y pasta preparados de muchas y diferentes formas culinarias.
Todo esto unido a restaurantes, servicios de comidas preparadas a domicilio o para llevar, bares, casas de comidas, bocadillerías, etc, nos pueden facilitar el comer bien desde un punto de vista nutricional, pero comiendo de todo (frutas, verduras, legumbres, carnes, pescados, lácteos, huevos, etc) y variando los alimentos, manteniendo el gusto por el buen comer y, lo que buscábamos desde un principio, rápido.

viernes, 5 de marzo de 2010

ALIMENTOS ENRIQUECIDOS

Solo un paseo por los pasillos de un supermercado, unos minutos de publicidad en radio, televisión o prensa, o escuchar las conversaciones de amas de casa un corto espacio de tiempo, son suficientes para oír hablar de alimentos enriquecidos.

El desarrollo de nuestra civilización y el cambio de hábitos de vida nos han llevado a una forma diferente de enfermar y el hombre moderno, como el de otras épocas, quiere vivir más y mejor, por lo que ha buscado apoyos como mejorar su alimentación, a veces forzando lo que sería mas fácil siguiendo la misma dieta de nuestros abuelos.

En la búsqueda de una mejor alimentación y con el fin de compensar las carencias nutricionales de un consumo diferente de alimentos y nutrientes en una vida diferente, la Industria Alimentaria ha conseguido incrementar, añadir y, en ocasiones, mejorar algunos de los alimentos habituales de nuestra dieta.

Manteniendo casi todas sus características organolépticas (sabor, color, aroma, olor, consistencia, etc.) se han conseguido huevos con ácidos grasos que disminuyan el colesterol sanguíneo, zumos envasados ricos en vitamina C (que antes la perdían en el proceso de fabricación y almacenaje o bien no la contenían porque ciertas frutas no tienen esa vitamina), margarinas (son grasas vegetales en exclusiva) enriquecidas con leche, lácteos y derivados con más calcio y vitamina D, etc., etc., etc.

Este tipo de alimentos no son buenos ni malos per se sino por como los consumamos, en qué momento y dentro de una dieta mas o menos equilibrada.

La solución a un exceso de colesterol sanguíneo no puede pasar por seguir con una dieta rica en grasas saturadas, pobre en frutas y vegetales y con dos huevos diarios, aunque contengan omega 3 o tomar una margarina con leche que ya no es sólo un derivado vegetal. El fumar y tener un aumento en las necesidades de antioxidantes (vitamina C) no excusa el mantener este hábito tan nocivo, aunque estemos todo el día comiendo alimentos enriquecidos en esta vitamina. Y así podríamos seguir hablando de muchas de las situaciones normales de nuestra vida.

Los alimentos enriquecidos son unos excelentes elementos a unir a la dieta que todos deberíamos seguir y como apoyo a la que seguimos habitualmente. Como no podemos cambiar de vida con facilidad, mientras mejoramos en lo que podemos, estos alimentos pueden complementar una dieta no equilibrada del todo para nuestras necesidades.

La leche y sus derivados enriquecidos en calcio, pueden ser útiles en personas con necesidades mayores de este mineral (inmovilizados en cama, algunas mujeres menopáusicas), pero nunca deberían suplir el ejercicio físico o el consumo normal de lácteos.

En el país de las naranjas resulta útil enriquecer ciertos alimentos con vitamina C sólo para ocasiones en las que el exprimir sea complicado por tiempo o enfermedades, pues naranjas, limones, pomelos, kiwis, piñas, patatas, tomates, fresas, cerezas, melón, etc., deberían estar en la mesa y el estómago de todos los españoles..

En resumen, siempre hay un hueco para los alimentos enriquecidos, pero se deben considerar como un apoyo a nuestra dieta habitual para compensar ciertas necesidades especiales.

martes, 12 de enero de 2010

ALIMENTACIÓN EN LA PUBERTAD

Quizá sea la pubertad uno de los mejores momentos para conocer los fundamentos de la Nutrición y de la Alimentación en toda su extensión. Es en esta fase de la vida en la que se reúnen unas necesidades energéticas altas, la producción y el recambio acelerados de casi todos los tejidos del organismo y una situación de desarrollo personal especial y diferente a cualquier otra época de la vida.

Es en estos momentos cuando precisamos hidratos de carbono, grasas y proteínas en la dieta, de la mejor calidad y en cantidad suficiente para crecer tanto en altura como en musculo y, como consecuencia de todo ello soportar y compensar el aumento de la superficie corporal (piel) y de la masa y longitud de los huesos, la redistribución de grasa total del cuerpo, la aparición de vello, el inicio y regulación de la menstruación en las niñas, el gasto energético y de alta calidad del trabajo intelectual, etc.

En conjunto se elevan los requerimientos básicos de energía y principios inmediatos pero también, y de forma muy especial, los de vitaminas y minerales y agua.

La leche y sus derivados son básicos en esta etapa de la vida para los adolescentes de nuestra civilización y cultura (no es lo mismo en otras zonas del mundo), pero también los cereales y sus derivados como fuentes de energía y oligoelementos, los aceites y grasas vegetales y animales, verduras y frutas, hortalizas, legumbres y huevos, etc. Se necesita comer de todo menos de una cosa, innecesaria y nociva en este periodo de la vida (y en toda la vida si se toma en exceso), como son las bebidas alcohólicas.

Aquí se demuestran la educación alimentaria recibida en la infancia y las habilidades de los padres para tratar con sus hijos. La alimentación es básica; sin carnes, leche, vísceras rojas, huevos, etc., las niñas acabarán anémicas en un tiempo no muy largo por déficit de hierro; sin un aceptable desayuno y algo a media mañana, no rendirán en clase, sobre todo a última hora de la mañana por ausencia de reservas de glucosa; las frutas y verduras, a la par que previenen el estreñimiento, aportan vitaminas y minerales imprescindibles tanto para estudiar como para hacer deporte, tener el cabello bonito y la piel elástica e hidratada (junto con agua abundante); la leche y sus derivados son útiles para todo lo anterior además de para permitir el crecimiento óseo; el pescado, los huevos, el aceite, etc., etc,tienen sus usos y aportan cosas útiles.

Un comentario sobre algo que no parece gustar mucho a los padres, la carne, de todo tipo, y sus derivados, embutidos y fiambres, no solo no son malos sino todo lo contrario. Lo malo es comerlos en exceso, pero son excelentes como fuente de muchos nutrientes.

Aunque esta sea la época de la rebeldía y la reafirmación personal, de las modas y la presión social del grupo sobre el individuo, debemos intentar que, con sus gustos y preferencias, coman de todo, cocinado de todas las formas posibles y mantengan algo básico, el gusto por la buena comida.

domingo, 20 de diciembre de 2009

PREPARANDO LA NAVIDAD

Aunque parezca un poco apresurado, como todos los años, si queremos llegar a las fiestas de Navidad sin agobiarnos, debemos irnos preparando poco a poco. Esto nos permitirá varias cosas, dos de ellas muy importantes, como son ahorrar tiempo y disminuir gastos.

Como es fácil de deducir, no vamos a comentar lo bueno que puede ser escribir la carta a los Reyes Magos o Papá Noel u organizar con quién se van a quedar los niños durante las vacaciones o ver a qué espectáculos los podríamos llevar. Aquí vamos a comentar cómo planificar las comidas no sólo de las fiestas sino de toda la Navidad.

Lo primero y más razonable será saber si vamos a pasar estas fiestas en casa, los días que vamos a estar, las actividades que vamos a hacer, qué comidas y cenas tenemos y para cuánta gente tendremos que cocinar, sea para comernos los platos en casa o para llevarlos a casa de la familia o amigos.

Una vez sabido esto, aunque parezca un poco tonto, es muy bueno el poder, calendario en mano, pasar a planificar las comidas y los días, empezando por las fiestas, que son los que llevan más trabajo de preparación, continuando con el resto de días, que se adaptarán a unos días normales, pero con las variaciones que debamos plantear en función de los excesos o no de los festivos y de las variaciones de nuestra vida normal al no haber colegios, tener días de vacaciones, etc.

Con todo ello conseguiremos que, aunque siempre sobra algo de comida, ésta sea la mínima, y la podamos repartir en los días siguientes a las fiestas sin aburrirnos.

Una vez escritos los menús, pasaremos a analizar si los platos se deben y pueden preparar en el día o días anteriores, o bien con semanas de antelación y conservarlos congelados. Así podremos organizar nevera y congelador para que haya sitio para almacenarlos.

Tras ello, el paso siguiente es ver los productos que necesitaremos para cocinar los platos, previendo su almacenaje y su compra. De esta manera, sin prisas, pero con tiempo suficiente, se podrá ir al mercado para comprar poco a poco, y con mejores precios, todo lo necesario.

En general, y como dice un amigo mío, de la mayoría de productos (cárnicos, embutidos, fiambres, verduras, lácteos, etc.) hay todo lo que se quiera todo el año, pero los pescados y mariscos dependen en gran medida de lo que se pesque o marisquee, por lo que si todos queremos langostinos o besugo en la última quincena de Diciembre, además de caros, encontraremos pocos o congelados, pues la mar produce lo que produce.

Si con nuestra planificación conseguimos saber qué necesitamos, podremos comprarlo todo más barato, prepararlo con tiempo, no agobiarnos, cuidarnos más de las presentaciones que si lo tenemos que cocinar sobre la marcha y, además, hacer que las fiestas sean unas “FIESTAS” y no un suplicio.


domingo, 22 de noviembre de 2009

ORTOREXIA: La enfermedad de los “Césares”

A consecuencia de una serie de artículos aparecidos en los últimos meses, me acordé de las primeras épocas del Imperio Romano, aunque situaciones similares se venían produciendo y siguieron haciéndolo casi hasta nuestros días. Emperadores como Augusto, Calígula, Claudio, etc., vivieron su época de gobierno (algunos otros no llegaron a ella) obsesionados, y con razón, de morir envenenados.

Ahora, en estos tiempos de sobrealimentación y hambre en el mundo, surgen nuevos “emperadores o Borgias” que, como consecuencia de nuevas modas, temen morir “envenenados” con la comida

Resultado de la unión de varias circunstancias (poder económico, culto al cuerpo, alimentos sanos para todo y una personalidad obsesiva), ha nacido una alteración de la conducta alimentaria que tiene más de base psicológica que nutricional, aunque las dos sean importantes, llamada ortorexia.

Esta anomalía se define como el trastorno alimentario caracterizado por la obsesión de comer sano que conduce a un estado de malnutrición y al aislamiento social por temor a enfermar al ingerir alimentos con sustancias nocivas para el cuerpo. Hoy día es todavía raro el diagnosticarla, pero en un tiempo no muy largo podremos empezar a ver su expansión.

La ortorexia ha surgido en ciertos círculos sociales donde se aúnan algunas peculiaridades. El culto al cuerpo; se puede ver que la mayor parte de afectados son estrellas de cine, modelos, etc., que viven de su aspecto físico y les cuesta asumir ciertos cambios, como el que es mejor ser un gran actor que una estrella del celuloide. Los recursos económicos; no muchas personas se pueden permitir pagar el agua a precio de Rioja Gran Reserva del 95 de Bodegas ………. o los huevos de una granja de gallinas del Medio Oeste donde cada uno vale más que media docena de …… gallinas. El vivir en un país donde comer todos los días es lo normal y quedar saciado también; existe una mayoría de la población mundial que lo que busca no es comer sano y sin efectos a largo plazo en su salud, sino que únicamente quiere comer algo para llegar al día siguiente. Tener una personalidad con un componente obsesivo más acentuado de lo normal; esto es algo tan individual que no es controlable con facilidad.

El último factor, que es el que nos explicará lo que es esta enfermedad, es esa tendencia a mejorar nuestra cantidad y calidad de vida por medio de una alimentación mejor. Los ortoréxicos llevan al extremo esta preocupación, no les valen los estrictos controles sanitarios alimentarios, tampoco el tener unos hábitos alimentarios adecuados, ni siquiera consumir productos biológicos o cocinados fuera de sus casas. La consecuencia de todo ello es clara, se aíslan de los demás en sus relaciones sociales pues si comen fuera de casa es de lo que ellos se llevan, aumentan su gasto en alimentos de manera desorbitada y, como hay pocos productos que les ofrezcan seguridad, comen de forma poco equilibrada y padecen malnutriciones subclínicas o francas.

Consecuencia final de lo anterior es que, comer bien, con una dieta equilibrada y variada y con productos cuidados, es maravilloso, pero no se debe perder la perspectiva no sea que el medio (comida sana) se convierta en el fin que nos impida disfrutar de la vida que queremos conservar.

jueves, 4 de junio de 2009

SUBIR EL TONO VITAL

Es precisamente ahora cuando, por motivos no solo laborales sino personales, salimos más, hacemos más ejercicio, queremos hacer más actividades, necesitamos mantener un tono vital, lo que en mecánica sería el ralentí del automóvil, algo por encima de lo habitual. En contra se nos ponen el cansancio acumulado de todo el año, la disminución de horas de sueño por el alargamiento de las horas de luz y esa necesidad, casi obligación, de tener que hacer mas, mas y mas cosas.

Hay tres cosas que nos van a permitir elevar esa vitalidad tan necesaria en Verano, sin necesidad de cosas raras como medicinas ni libros de autoayuda. Estas tres patas son un sueño adecuado en tiempo y profundidad, ejercicio físico moderado y habitual y, como último paso, una dieta que aproveche las ventajas de la época del año en la que estamos.

El sueño es imprescindible para el reposo y la recuperación, mas desde el punto de vista mental que físico. Es mas importante que sea adecuado en calidad que en horas, aunque se necesita un mínimo para cada persona. Durante el sueño se producen una serie de cambios que consiguen recuperarnos del cansancio y prepararnos para la actividad, mejorando el rendimiento, la memoria y la resistencia al esfuerzo.

El ejercicio físico, y no hablamos del deporte que también es bueno, mejora el tono muscular, la elasticidad corporal, la resistencia, induce un mejor trabajo del corazón, puede bajar la tensión arterial, favorece el sueño de mas fácil conciliación y mas profundo.

La comida, esa costumbre de ingerir alimentos varias veces al día, sigue siendo tan importante o mas que en el resto del año. De manera natural y casi instintiva, es nuestro cerebro el que nos va a pedir qué comer, de qué manera y cómo.

Aprovechándonos de los productos de temporada, ingeriremos en mayor cantidad frutas y verduras que nos dará parte de ese extra de agua pues se pierde más con las temperaturas mas altas y con una actividad física intensa. También estaremos tomando mas vitaminas que se consumen por exposición al sol y nos protegen de sus efectos, por mejorar la calcificación ósea al hacer mas ejercicio y tomar mas el sol (Vitaminas A y D).

El ritmo intestinal, con algo mas de ejercicio, aunque solo sea caminar, y mas residuos (de frutas y verduras), mejorará sobre el Invierno.

Para refrescarnos mejor, tenemos un acceso mas fácil a comidas que se comen frescas o frías, como gazpachos y sopas frías, embutidos y fiambres, carnes frías, pescados diferentes, a frutas frescas como tal o en macedonias o zumos, solas o mezcladas en platos como ensaladas con arroz, verduras, pasta, fiambres, etc, o como postres con helados.

El gran aumento de frutas, verduras, pescados y fiambres, en esta época de calor, manteniendo un horario regulado de comidas, un mínimo de horas de sueño y algo de ejercicio, nos harán encontrarnos muchísimo mejor, rendir mas y aprovechar el Verano al máximo.