INTOXICACIONES ALIMENTARIAS
Con
la llegada del tiempo cálido aparecen un
montón de variaciones que afectan a nuestra alimentación. Los alimentos de
temporada, mas viajes y comidas en el campo, celebraciones y fiestas en
restaurantes, chiringuitos y puestos callejeros, el mismo espacio en los
frigoríficos pero más calor en el ambiente, el mismo tiempo para comprar y
trasladarnos a casa pero a mucha más temperatura, la necesidad de comer y beber
algo fresco, frío o helado.
Como
consecuencia de todo ello, es más fácil que los alimentos se estropeen, que se
contaminen por microorganismos nocivos para nuestra salud y que podamos
enfermar desde por algo tan inocuo como una simple diarrea, hasta de una
intoxicación que nos pueda poner muy muy malitos.
De
todos es conocido el cuidado que se debe tener con el consumo de los huevos y
sus derivados. Existe una bacteria llamada salmonella (en realidad son varios
subtipos diferentes) que a partir de la mitad de la primavera ve su nombre en
todos los medios de comunicación pues, aunque existe todo el año, es con las
temperaturas elevadas que crece mas deprisa y causa procesos de gastroenteritis
aguda severa, que se deben tratar médicamente en casi todos los casos.
Para
evitar, que no tratar las intoxicaciones alimentarias, lo que se debe hacer, no
solo en empresas de hostelería sino también en nuestras casas, es conocer cómo
se producen y eliminar o aminorar las posibles causas.
Todos
sabemos que, ahora, los huevos, al igual que el resto de alimentos, excepto
algunos frescos, tienen una fecha de consumo preferente o caducidad, a partir
de la cual no es recomendable comerlos, siendo preferible el tirarlos.
Como
las temperaturas elevadas en el ambiente favorecen el crecimiento de muchas
bacterias en todo tipo de alimentos, habrá que extremar el cuidado para no
exponerlos al sol y mantenerlos en zonas frescas de la casa o, aún mejor, en el
frigorífico. Alimentos como las verduras frescas se estropean antes y pueden
contaminarse, transmitiéndonos enfermedades con más facilidad si soportan mas
calor del normal; es por esto que verduras y frutas en verano deberían
conservarse en las zonas dispuestas para ello de las neveras, calculando a la
hora de hacer la compra que se mantendrán en buenas condiciones menos tiempo
que en invierno. Lo mismo se puede decir de las verduras, por lo que es
conveniente planificar el cocinarlas rápidamente y guardarlas así en nevera o
congelador.
Muy
importante en esta época es mantener la temperatura de las neveras y
congeladores en niveles adecuados, con lo que su apertura debe hacerse
únicamente lo imprescindible, procurando que los alimentos estén tibios cuando
los queramos conservar tras su cocinado, pues de lo contrario no conseguiríamos
buena congelación ni refrigeración de lo que vayamos a guardar y de lo ya
almacenado.
Ante
la más mínima duda sobre si el color, olor o sabor de un alimento fresco,
cocinado, congelado o enlatado, es el adecuado, lo mejor es tirarlo antes de
padecer una enfermedad porque esté en mal estado. Si desconocemos su fecha de
caducidad o cuando lo cocinamos o introdujimos en el congelador, es mejor
tirarlo. Nuestra salud y la de los nuestros están por encima de un alimento y
de su coste.
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