lunes, 22 de septiembre de 2014

HISTORIA ……………… DE LA ALIMENTACIÓN



Los estudios de los últimos años nos demuestran que los primeros hombres, homínidos y pre homínidos tenían una dieta omnívora, basada en carne de caza y vegetales (frutas y verduras) de origen no cultivado.
En el antiguo Asia Menor, tal como se ha conocido por estudios arqueológicos y por escritos, pocos, de la época y de historiadores griegos y romanos, se desarrolló una serie de civilizaciones donde los cultivos de cereales, frutas y verduras y la ganadería, ovina básicamente, permitieron que el conocimiento se acrecentase de forma casi explosiva.
Según podemos comprobar, en el Antiguo Egipto la sabia utilización de las aguas del río Nilo y de sus crecidas le facilitó, a unas poblaciones que vivían con un pié y medio en uno de los desiertos más inhóspitos del mundo, la posibilidad de ser durante unos cientos de años uno de los poderes militares de la región y, además, el centro geométrico del desarrollo científico de la cultura mediterránea.
Al tiempo que los egipcios absorbían la cultura de sus vecinos y vasallos del valle de los ríos Tigris y Éufrates, en el Extremo Oriente, la Gran China (desde Mongolia hasta Indochina) gracias al cultivo del trigo en el norte y del arroz en el sur y a un gran potencial en la producción de verduras y soja y ganado vacuno, pudo establecer una civilización muy desarrollada, basada en una administración muy burocratizada y con un potentísimo conocimiento científico.
Los fenicios y los griegos, a consecuencia de su situación geográfica y a una agricultura y una ganadería bastante poco variadas, tuvieron que expandirse y esto llevó, en el caso de la Grecia clásica, a intercambiar no sólo productos de primera necesidad sino, también, conocimiento y saber, desde Persia hasta la Península Ibérica.
Más tarde, el afán de expansión, unido al deseo de poder (que en el principio de esta era se basaba en el dominio de la producción de alimentos y de las comunicaciones) condujo al dominio romano de medio mundo, con una cierta desviación desde la alimentación normal hacia un sibaritismo en el comer.
A partir de estos momentos y consecuencia de las invasiones desde el Este y de la expansión del cristianismo, con ciertas peculiaridades de origen judío, y la aparición de la religión musulmana y su extensión hasta China e India por un lado y al sur de Europa por otro, se generaron necesidades y deseos de disfrutar de ciertos lujos de unas regiones en otras muy lejanas, con lo que el comercio Oriente – Occidente se convirtió en motor económico y causa de guerras.
Un intento por obtener de forma más rápida y sin intermediarios alimentos y otros productos del Oriente, lleva a que un “iluminado” navegue a través del Mar Tenebroso y, de pronto, se tope con unas Indias que más tarde se llamarán las Indias Occidentales o América.
De allí vienen, como caídos del cielo, una planta decorativa que tiene un fruto muy rico en vitamina C y que llamamos tomate, una planta de raíces con tubérculos muy ricos en hidratos de carbono y que en épocas de carestía de cereal aporta mucha energía y, además combata el escorbuto de las prisiones y que llamamos patata. Así podríamos seguir con el maíz, el tabaco, la yuca, etc.
Poco a poco la población crece, los sistemas de producción van mejorando, aparece una industria al servicio de la alimentación, se aprovechan conocimientos previos en la mejora de cultivos, ganadería y conservación, se desarrollan nuevas tecnologías, se aplican conocimientos de otras ramas del saber y, todo, se difunde poco a poco por todo el mundo.
Así, al igual que los hechos de guerra y la evolución del pensamiento, la Alimentación y su historia, han ido a la par de la historia de la humanidad pues los alimentos son una de sus necesidades básicas



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