jueves, 23 de enero de 2014

APROVECHAR LOS ALIMENTOS

APROVECHAR LOS ALIMENTOS 

               
Quien más quien menos, todos hemos oído en nuestra casa en alguna ocasión aquello de “hoy comemos feria de restos”. Esta expresión es menos frecuente con el paso de los tiempos, pues cada vez se cocina menos y, al mismo tiempo, vivimos en la sociedad de la opulencia donde lo que sobra se tira en vez de aprovecharse.
El reutilizar los alimentos que sobran de una comida para otra, no solo es una medida de ahorro o de evitar el despilfarro, sino, también, una manera de mejorar nuestra alimentación y hacerla, al contrario de lo que se pueda pensar, más variada y divertida.
De un cocido se pueden conseguir al mismo tiempo varios platos. Unas ricas croquetas con el pollo o la gallina o el jamón;  ropa vieja con el morcillo; un pudding con los garbanzos y la patata; una sopa cortada o de boda con el caldo o sopa de fideos. En estos cuatro posibles platos con los que aprovechamos los restos de un plato tan conocido y popular como el cocido, no solo cambiamos el sabor de los alimentos sino también su presentación y su composición nutricional. Ganamos en variedad de sabores y tipos de platos y también en contenido nutricional.
A las croquetas se les añade la harina y la leche para hacer la pasta; hay quien les pone huevo; en cuanto al sabor, con una pizca de nuez moscada varía por completo.
La ropa vieja se hace con tomate natural o frito y se le puede añadir cebolla y otros restos de carnes de otras comidas.
El pudding, al que se puede o no, añadir un espesante como cola de pescado u otra gelatina (que son muy ricas en proteínas), se añade a veces huevo para cuajar en horno o al baño maría y se sirve con salsas de tomate o mahonesa que tanto gustan a los niños.
La sopa, con trozos de chorizo, jamón, huevo cocido y pan frito, se convierte casi en un plato único.
Del mismo modo, utilizando el saber popular o nuestra imaginación, se consiguen de un potaje de cuaresma unos garbanzos fritos, una tortilla de espinacas o unas excelentes croquetas de bacalao para cenar esa misma noche o como comida del día siguiente.
De los desechos del pescado, y de la carne aunque sea menos frecuente, se consiguen unos caldos maravillosos en sabor y contenido nutricional (iones, vitaminas y proteínas), que nos serán útiles en la realización de otras salsas y ricas sopas.
En la mayoría de restaurantes, aquello que no se ha utilizado y que no se ha servido (nunca se usa nada que haya salido de la cocina en un plato, por razones de salubridad) no se tira, se reutiliza para nuevos platos, mejorar el sabor de otros o su contenido nutricional. Si esto es así, ¿por qué no hacerlo en nuestra casa?.
Unas patatas, el arroz o la pasta, siempre van bien con fiambres, carnes o pescados. Se pueden elaborar un poco, como hacer purés o budines, o servirlos tal cual como guarnición del alimento principal, en este momento, que es el proteico, y añadir alguna verdura o fruta que lo enriquece todavía más y le da colorido y sabor (tomates, zanahorias, piña, etc.).
Aunque no tengamos una gran necesidad económica, el aprovechar los alimentos al máximo es bueno para nuestra nutrición, para hacer más divertida la alimentación y para estimular nuestra imaginación y hacer cosas en casa con nuestra gente.


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