LAS BEBIDAS DEL VERANO
Si hiciésemos una pregunta a diversas personas, interrogándolas sobre cual sería la
bebida asociada al verano, a la época estival, la respuesta variaría no sólo
por su origen, región o nacionalidad, sino que también se vería influida por
otras condiciones del tipo de la edad, recuerdos, trabajo, etc.
Quizá sería lo más fácil el pensar en algo
frío y universal como la cerveza ó los helados tipo sorbete pero, posiblemente,
nos equivocaríamos de medio a medio.
En general, con calor, tendemos a tomar
bebidas frías y, a veces, casi heladas, aunque esto último no sea tan frecuente
como creemos o, al menos, no lo era
hasta hace unos pocos años.
El frescor más que frío de los líquidos,
produce una pérdida de temperatura corporal, si no muy intensa, sí notable,
evitando a su vez el efecto de rebote al que conducen las bebidas muy frías
pues, para combatir descensos bruscos de esos grados en el organismo, éste
induce un mayor aflujo sanguíneo al tubo digestivo con producción de calor
desde los músculos, de manera que perdemos las ventajas que queríamos. Esto último no es tan
importante como para impedir el gusto de beber algo helado si hace mucho calor,
pero sí lo suficiente como para intentar evitar combatirlo sólo con este tipo
de bebidas.
Tal como decíamos, las bebidas del verano,
son muchas y muy variadas; desde las alcohólicas que no son las más consumidas
o solicitadas, como la cerveza, el tinto de verano, la sangría, los mojitos y
otros combinados a los zumos de frutas, pasando por los derivados de la leche (tipo batidos de sabores
variados), café y sus combinaciones (café granizado, café con hielo, blanco y
negro), tés calientes o fríos con hierbas añadidas o no, etc, con hielo picado ó frías.
Lo que tienen en común todas ellas es que
suponen un aporte extra de agua al
organismo, en aquellos momentos en que se pierde con mayor facilidad y
abundancia por sudor y transpiración.
Las diferencias, sean té helado, café
granizado, leche merengada, zumos, sorbetes, limón granizado, etc, son las que
se producen por su composición no hídrica. En general se pueden dividir en tres
tipos. Las excitantes ó estimulantes, que con el té o el café, se desean en
sitios con mucho calor y humedad ambiente
importante. Los ricos en vitaminas y minerales, como zumos y sorbetes,
que aportan los solutos que perdemos con el agua. Y, por último, las
energéticas, que a los iones, vitaminas o estimulantes, unen su contenido en
grasas, proteínas, e hidratos de carbono, siendo la mayoría de ellos derivados
de la leche ó la contienen como componente principal.
Puede haber alguien que piense que estas
bebidas son, sobre todo, occidentales y de estos últimos decenios o siglos pero
el gazpacho tiene siglos de existencia y el yogur frío se tomaba en oriente hace
más de dos mil años (en Anatolia y La India), dulce ó agrio, al igual que existían
en la China de hace tres mil años.
Para finalizar, hacer hincapié en que las
bebidas frías tradicionales son buenas y deben ser parte de nuestra
alimentación, pero integradas en una alimentación variada y equilibrada y no un sustituto de otros alimentos, sobre
todo de las ricas y variadas frutas y verduras del Verano y de los deliciosos
bocadillos con embutidos, fiambre, chocolate, quesos, membrillo,…, que tan
necesarios son para que nuestros hijos y nosotros mantengamos el ritmo de
actividad de la época estival.
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