MARISCOS
A pesar de que los tiempos y las gentes
cambian, si por circunstancias invitamos o compartimos mesa o tapa con algún
norteamericano de los U.S.A., y se les pone delante un plato con chipirones en
su tinta, navajas, calamares, quisquillas, etc., nos surgirá de pronto, a la
vez que una expresión de asombro u horror ante la suya de repugnancia, la
pregunta lógica y normal en estos casos ¿por qué existió alguna vez un hombre
que empezó a comer marisco?.
Esta pregunta se puede plantear igual con
nosotros como detonante si nos presentan chapulines (saltamontes) en Méjico,
hormigas en Colombia, serpiente en China, sashimi en Japón, etc., al ser
productos alimenticios a los que no estamos acostumbrados.
En general estas reacciones se presentan
a la vista y conocimiento, de que los platos son básicamente pescado, marisco ó
carne aunque puede ocurrir también aunque de manera más infrecuente, con
verduras, huevos, etc.
En España, gracias a su situación
geográfica, entre un océano ( el Atlántico ) y un mar más o menos cerrado ( el
Mediterráneo ) y en un paralelo ni muy frío ni muy caliente, tenemos la suerte
de producir ó recoger los frutos mas
deliciosos de ambos tipos de costas y, entre ellos, algunos de los más preciados mariscos, desde los percebes al
pulpo, pasando por bocas, gambas, ostras y mejillones, langostinos y centollos,
etc., etc.
El marisco, una vez salvada la pregunta
( sin respuesta ) de quién o quienes fueron los primeros en probarlo, nos lleva
a nuestra memoria recuerdos de mar, oleaje, playa, vacaciones y sobre todo
mucho y muy buen sabor.
Como fuente proteica, es una de las
mejores que tenemos a nuestro alcance si vivimos a la orilla del mar, aunque
hoy día la ganadería industrial y la pesca de altura nos aporten proteínas de
alto valor biológico a menor precio. En algunas culturas, casi todas en islas,
el marisco ha sido la fuente proteica principal de la dieta y se ha asociado a
pobreza y no a riqueza o mejor estatus social, por lo que hasta hace unas
décadas, salvo las ostras y poco más, eran comida de pobres.
El sabor intenso y peculiar de todos los
mariscos, en general, obedecen a su origen marino y al alto contenido en sales
minerales que toman del agua y del fondo, donde se depositan no sólo cloruro
sódico, sino hierro, fósforo, magnesio, etc.
elementos que les hace ser, entre otras cosas, uno de los mejores
remedios y sistemas de prevención de la ferropenia y de su consecuencia: la
anemia; esto es así si hablamos de los moluscos bivalvos, más que otros con
caparazón (crustáceos). Quizá sea su contenido en yodo el que nos traiga mas
recuerdos del mar pero, además es el elemento principal para evitar
hipotiroidismos, tan frecuentes en ciertas zonas del interior de España hace
muchas décadas por que no había pescado ni marisco en cantidad suficiente en su
dieta y la sal no era de origen marino.
Dado que su composición, salvo si tienen
huevas o cabezas "con mucha sustancia", es sobre todo proteica y
mineral, se comen de forma tradicional con combinación, como platos diferentes
o conformando uno solo, con el resto de principios inmediatos, más con hidratos
de carbono que con grasas, que en general en nuestro país suele ser aceite de
oliva. Así tenemos unas gambas con pipirrana (con pimiento, tomate, cebolla),
el pulpo a feira (con cachelos) arroces de marisco, etc., consiguiendo platos
completos o fáciles de completar con frutas, verduras y hortalizas.
Estando tan cerca de las navidades
debemos pensar que el marisco aumenta de precio de manera exponencial cuanto
más cerca estemos de ellas. Por esto, con el fin de ahorrarnos dinero y
disgustos, la planificación de los menús y la compra necesaria para ellos son
el método de conseguirlo. Al igual que otros productos alimenticios, el marisco
proviene en gran parte de pesca de semanas o meses previos y, por lo tanto,
congelada. Así es mejor comprarlo nosotros y mantenerlo congelado, bien fresco
o bien cocinado.
Por último, hay que comentar que,
gracias a sus virtudes culinarias y nutricionales, el marisco, antes tan barato
y denostado, en general, ha pasado a ser un alimento caro, muy apreciado por su
sabor y saludable salvo algunas enfermedades como la hiperuricemia-gota o la
hipertensión arterial mal controlada.
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