NAVIDADES PARA TODOS
Ya
están aquí, las fiestas que esperamos durante todo el año con nostalgia y que
cuando llegan queremos que pasen lo más deprisa posible y con la menor cantidad
de estragos posibles, económicos, familiares y, por lo que nos afecta a
nosotros, alimenticios.
Las
comidas, invitaciones, aperitivos y saraos diversos nos pueden llevar a no
disfrutar de la compañía y la familia, que son lo importante, y a tener un
cargo de conciencia que aumenta en proporción directa a los gramos o kilos que
vamos ganando.
Tenemos
que buscar un método para celebrar sin que los anfitriones se pasen trabajando
muchas horas y puedan estar con la familia y los amigos, a la par que podamos
comer y beber sin tener que ponernos como tocinotes.
Empezando
por el principio, por los entrantes o aperitivos, algunas verduras como la
zanahoria, el apio, el pepino y las endivias, en corte longitudinal y no muy
finas, son el acompañamiento ideal de una crema de queso en la que utilizaremos
yogurt desnatado y un queso semigraso para untar, dándole un toque de sabor con
cebolla o aceitunas rellenas de anchoa u otro alimento muy triturado y de sabor
fuerte para cambiar un poco.
También
nos podemos apoyar en unas fuentes de fiambres entre los que pondremos los de
ave (pollo y pavo), algunos tomatitos cherry, pepinillos y banderillas,
cebolletas y berenjenas de Almagro, y espárragos blancos.
Por
ahora podemos tener todo preparado con antelación y presentado en la mesa o en
una mesa accesoria y tapados con servilletas húmedas con motivos navideños para
que no se reseque la comida y no huela toda la casa.
Llegamos
a los platos fuertes.
Ensaladas
a la nieve con escarola, granada, ajo (se pueden usar los que venden sin germen
para favorecer la digestión y que lo coman mejor los niños), aceite
aromatizado, etc.
Lombarda
ya cocida y presentada en su fuente.
Puré
de patata hecho con agua, leche desnatada o margarina que le aportan menos
calorías; con una clara a punto de nieve que se mezcla con espátula, sin
agitar, solo mezclando como el Martini de James Bond, le dará más volumen y
suavidad, con lo que se comerá menos con más gusto. Puré de manzana. Puré de
castañas. Puré de zanahorias. Puré de guisantes. Salsas mayonesa, rosa,
velluté, americana, de setas, etc. Guarniciones de guisantes, zanahorias,
patatas cocidas, verduras de flor, setas y hongos, etc. Todo ello con
preparación previa y servidos en fuentes no muy grandes, acompañan carnes,
pescados, mariscos y huevos, ahorran trabajo y mejoran las presentaciones.
Platos fríos cocinados uno o varios días antes y
conservados en nevera o congelador, según el plato que sea, nos permiten
disfrutar de la comida con el resto de comensales. Fiambres de carne con frutos
secos; cordero con especias y ciertos dulces que lo aromaticen; pudding de
aves, caza, vísceras, pescados o mariscos.
Platos de cocinado rápido como un pescado en
papillote, que solo precisa salarlo, ponerlo en un papel de aluminio, añadir
aceite de oliva y unas verduras ya cortadas, cerrar el papel y meter al horno
hasta que se infle el papel. Se apaga el horno y se mantiene caliente hasta
servirlo. No mancha, no engrasa y no da olor al horno.
El postre con una sopa de almendras ya fría, algún
flan o pudding de frutas y un plato de frutas escarchadas, polvorones y otros
dulces, con poco turrón partido, dejando a la vista las tabletas sin partir y
el resto de dulces, harán que solo se tome lo que apetezca y no todo por acabarlo
o por picotear en la sobremesa.
A la hora de brindar también podemos tener un
champán para niños, que es una copa como las de los mayores pero de las
irrompibles de plástico, con gaseosa y unas gotas de limón que dan color y
sabor, además de vitamina C. Esto, unido a la excepcionalidad del hecho, hará
participar a los niños con nosotros en todas las celebraciones, siendo útil en
los casos en que no se quiera, no se pueda o no se deba beber alcohol.
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