viernes, 5 de marzo de 2010

ALIMENTOS ENRIQUECIDOS

Solo un paseo por los pasillos de un supermercado, unos minutos de publicidad en radio, televisión o prensa, o escuchar las conversaciones de amas de casa un corto espacio de tiempo, son suficientes para oír hablar de alimentos enriquecidos.

El desarrollo de nuestra civilización y el cambio de hábitos de vida nos han llevado a una forma diferente de enfermar y el hombre moderno, como el de otras épocas, quiere vivir más y mejor, por lo que ha buscado apoyos como mejorar su alimentación, a veces forzando lo que sería mas fácil siguiendo la misma dieta de nuestros abuelos.

En la búsqueda de una mejor alimentación y con el fin de compensar las carencias nutricionales de un consumo diferente de alimentos y nutrientes en una vida diferente, la Industria Alimentaria ha conseguido incrementar, añadir y, en ocasiones, mejorar algunos de los alimentos habituales de nuestra dieta.

Manteniendo casi todas sus características organolépticas (sabor, color, aroma, olor, consistencia, etc.) se han conseguido huevos con ácidos grasos que disminuyan el colesterol sanguíneo, zumos envasados ricos en vitamina C (que antes la perdían en el proceso de fabricación y almacenaje o bien no la contenían porque ciertas frutas no tienen esa vitamina), margarinas (son grasas vegetales en exclusiva) enriquecidas con leche, lácteos y derivados con más calcio y vitamina D, etc., etc., etc.

Este tipo de alimentos no son buenos ni malos per se sino por como los consumamos, en qué momento y dentro de una dieta mas o menos equilibrada.

La solución a un exceso de colesterol sanguíneo no puede pasar por seguir con una dieta rica en grasas saturadas, pobre en frutas y vegetales y con dos huevos diarios, aunque contengan omega 3 o tomar una margarina con leche que ya no es sólo un derivado vegetal. El fumar y tener un aumento en las necesidades de antioxidantes (vitamina C) no excusa el mantener este hábito tan nocivo, aunque estemos todo el día comiendo alimentos enriquecidos en esta vitamina. Y así podríamos seguir hablando de muchas de las situaciones normales de nuestra vida.

Los alimentos enriquecidos son unos excelentes elementos a unir a la dieta que todos deberíamos seguir y como apoyo a la que seguimos habitualmente. Como no podemos cambiar de vida con facilidad, mientras mejoramos en lo que podemos, estos alimentos pueden complementar una dieta no equilibrada del todo para nuestras necesidades.

La leche y sus derivados enriquecidos en calcio, pueden ser útiles en personas con necesidades mayores de este mineral (inmovilizados en cama, algunas mujeres menopáusicas), pero nunca deberían suplir el ejercicio físico o el consumo normal de lácteos.

En el país de las naranjas resulta útil enriquecer ciertos alimentos con vitamina C sólo para ocasiones en las que el exprimir sea complicado por tiempo o enfermedades, pues naranjas, limones, pomelos, kiwis, piñas, patatas, tomates, fresas, cerezas, melón, etc., deberían estar en la mesa y el estómago de todos los españoles..

En resumen, siempre hay un hueco para los alimentos enriquecidos, pero se deben considerar como un apoyo a nuestra dieta habitual para compensar ciertas necesidades especiales.

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