jueves, 15 de abril de 2010

COMER RAPIDO PERO,.... COMER BIEN

Habitualmente pensamos que el “comer bien”, solo lo podemos hacer si es como dice la tradición, con una mesa muy puesta, platos abundantes y largos en el tiempo de preparación, una degustación tranquila, si es posible una sobremesa larga y, como guinda final, una siesta como está mandado. Tanto es así que, de manera automática, asociamos comida rápida a mala comida, malos hábitos alimentarios y mal estado nutricional.

Pues, lo anterior no es exacto. Ni lo primero es siempre bueno, asociándose en muchas ocasiones a problemas de salud por excesos alimentarios. Ni lo último tiene por qué ser nocivo para la salud y las relaciones humanas.

Conseguir comer deprisa, siempre dentro de un margen razonable de tiempo, pero comer bien es posible, sin mucho esfuerzo y con excelentes resultados en salud y bienestar. Además, se puede hacer en casa y fuera, con variedad y manteniendo el gusto por el comer. Eso sí, requiere un pequeño esfuerzo al inicio para cambiar, sobre todo, nuestros esquemas mentales y adaptarnos a una actividad y situación diferentes.

La presentación, tanto en casa como en el trabajo, como en algunos locales de comidas, aun pareciendo superflua y costosa de hacer, se puede solucionar con servilletas y manteles de papel a juego, que tienen dibujos preciosos y hasta imitaciones de encajes, con unas flores, preferiblemente naturales, y que pueden ser parte integrante habitual de la decoración de la sala, despacho, comedor, etc. Los platos, cubiertos, fuentes, etc, se pueden lavar en un lavaplatos y recogerlo en otro momento.

Respecto a la comida, el gran problema de una situación donde queremos rapidez es que se precisa planificación y aplicar nuestros conocimientos previos y, por encima de todo, una gran dosis de sentido común.

Lo primero es saber donde vamos a comer (casa, oficina, comedor del trabajo, restaurante, etc) y lo segundo es si esto es algo ocasional, habitual, si va a ocurrir con todas las comidas del día y qué días de la semana y , por fin, conocer nuestra disponibilidad económica y de tiempo para comprar, cocinar y almacenar y cómo transportar la comida si es preciso.

Las ideas básicas son unas pocas. Mantener una combinación de todos los alimentos. Que no requieran de mucha manipulación para comerlos; preparados y precocinados comerciales o hechos en casa y conservados en vacío, refrigerados o congelados, necesitando únicamente de un breve calentamiento, o ni siquiera eso porque se coman fríos; también podemos usar platos calientes que hayamos hecho en casa y transportemos en termos (privarse de un caldo, sopa, potaje, etc, cocinado a nuestro gusto en casa, no es bueno).

En el mercado hay productos vegetales limpios y frescos dispuestos para aliñar y servir en ensaladas, o éstas ya preparadas; frutas que solo precisan ser peladas o lavadas, y a veces en macedonias; legumbres cocidas y dispuestas para ser mezcladas con otros alimentos o ya cocinadas; sopas en forma de concentrado, deshidratados o completas; derivados cárnicos que solo necesitan calentar o se sirven fríos, tipo derivados de aves (pollo y pavo) vacuno y porcino, embutidos y fiambres, salchichas y carne picada; panes de todo tipo; arroces y pasta preparados de muchas y diferentes formas culinarias.
Todo esto unido a restaurantes, servicios de comidas preparadas a domicilio o para llevar, bares, casas de comidas, bocadillerías, etc, nos pueden facilitar el comer bien desde un punto de vista nutricional, pero comiendo de todo (frutas, verduras, legumbres, carnes, pescados, lácteos, huevos, etc) y variando los alimentos, manteniendo el gusto por el buen comer y, lo que buscábamos desde un principio, rápido.

No hay comentarios: